Saturday, January 13, 2007


¿Leonardo Da Vinci en nuestra época?
“¡Este hombre nunca terminará nada!” (León X, hablando de Leonardo)

No soy partidario de idealizar el TDAH (Déficit de Atención), creo que es una dificultad muy seria, y a veces querer transformar a las personas con síntomas de TDAH en Índigos o Genios, crea más problemas aún.

Puede que la evidencia histórica nos permita inferir que Leonardo Da Vinci, considerado el máximo genio de la historia, tuviera síntomas de TDAH. Yo creo que tuvo éxito aún estando vivo, porque su época era mucho más relajada qué la nuestra. En ese contexto, vale, era genio (además se sabe que era muy hermoso, y eso ayuda a llamar la atención de lo que eran, fundamentalmente, increíbles bocetos a medio hacer en sus cuadernos).

La Italia de la ilustración era sin duda mucho menos competitiva que el capitalismo globalizado actual. Además existían ricos dispuestos a repartir riqueza a cambio de “sólo” Belleza.

No estoy tan seguro si Leonardo da Vinci habría sido considerado un genio en nuestros días.

Entre las muchas preguntas que me asaltan imaginando a un Leonardo genial, pero despistado, desorganizado, hipersensible, y viviendo en nuestros tiempos:

¿Cómo habría reaccionado a la vanidad de sentirse “lo máximo”, y el posterior fracaso escolar-laboral cuando sus expectativas chocaran con la evidencia social?

¿Cómo habría reaccionado a los afectos manipuladores, a la envidia y los venenos de los otros?

¿Cómo habría lidiado con las capciosas estrategias que se tejen en los entornos educativos y laborales para deshacerse de los poco productivos?

¿Qué habría pasado si Leonardo hubiera encontrado un buen Coach del TDAH?
JorgeOrregoBravo.blogspot.com.


He aquí el texto que postula que Leonardo era un TDAH y del cuál he derivado mis reflexiones anteriores:


Leonardo Da Vinci: El cazador de ideas
Leonardo nació en Vinci en el año 1452 y por lo que se sabe de su niñez (que no es mucho) confirma que tenía TDAH: todo le llamaba la atención, saltaba continuamente de una cosa a otra, dejando en general todo por la mitad y postergando indefinidamente aquellas tareas que no le interesaban lo suficiente. Leonardo Da Vinci llegó a Florencia cuando tenía 15 años, allí; gracias a la reputación de Piero, su padre, ingresó en el taller de Andrea Del Verrocchio, donde aprendió una amplia variedad de artes y técnicas y no tardó en demostrar su talento.
Se dice que cierta vez el maestro estaba atareado y no tenía tiempo para realizar un cuadro encargado por el clero: “El bautismo de Cristo”, entonces Verrocchio se ocupó de la figura central y pidió a Leonardo que hiciera un pequeño ángel en una esquina.
Cuando hubo terminado, se lo mostró a su maestro y este juró no volver a tocar un pincel en su vida: aquel ángel parecía “venir del cielo”. Cuentan que, en adelante, Andrea se dedicó a la escultura y a la ejecución de obras arquitectónicas.
Siguiendo la analogía de “cazadores y granjeros” de Thom Hartman para caracterizar a las personas con TDAH y a las sin TDAH respectivamente, vemos que Leonardo recorría las ciudades de Italia como un predador en el bosque buscando continuamente en el mundo cotidiano hechos que “cazar”, para transformarlos en ideas novedosas, o simplemente en la cándida expresión de una mujer en alguna de sus obras.
Así como los cazadores suelen llevar un buen saco en donde guardar sus presas, Leonardo tenía siempre su cuaderno de notas, en el que registraba todo aquello que podía derivar en un invento.
A pesar de que toda Florencia hablaba de su talento, él no parecía interesado en ganar dinero y nunca se dedicó a conseguir la protección de la nobleza, por lo que fue pobre durante toda su juventud.
Solía decir en esos tiempos una frase: “Sólo es pobre el que tiene excesivos deseos...”. A pesar de eso, en 1482, finalmente consigue un trabajo prometedor: le encargan la capilla de San Bernardo y la pintura “La adoración de los magos”, sin embargo atraído por la idea de partir hacia Milán, donde el neoplatonismo reinante en Florencia parecía rendirse ante la corriente Realista, deja inconclusas ambas obras y se va sin cobrar un céntimo.
En Milán entra al servicio del Duque de Sforza quien lo nombra “pintor e ingeniero ducal” El noble quería construir una estatua ecuestre en honor de su padre. Sin embargo, Leonardo jamás llegó a hacer más que algunos modelos en arcilla.
Solía pasarse el día bosquejando inventos, que incluían interesantes artefactos de guerra que atraían al Sforza, quien se acostumbró a que todos los encargos hechos a Leonardo fueran reemplazados por las propias ocurrencias del genio.
Su “pensamiento alternativo” se ve también en sus cuadernos: él era zurdo y obviamente le era más cómodo escribir de derecha a izquierda, por lo que así lo hacía, aunque cuando debía escribir una carta no tenía dificultades en usar el orden convencional.
Además, alternaba sus notas con dibujos usando un método que llamó “dimostrazione”, en el cual las imágenes eran explicadas por el texto, en lugar de ser el gráfico una mera ilustración de lo dicho. Aquel novedoso método hoy se ha convertido en una práctica didáctica muy utilizada.
También tenía la típica baja tolerancia a la frustración de los TDAH, aunque su talento no lo enfrentaba a ella muy a menudo. Ejemplo de esto es el mural de “La batalla de Anghiari”, que dejó inconcluso cuando fracasó al implementar un nuevo método para el secado de la pintura que él había inventado.
Su pensamiento era siempre divagante: durante una epidemia de peste en Milán, por ejemplo comenzó una nota sobre la forma ideal para una ciudad limpia y eficiente, esto lo llevó a los desagües y al fluir del agua, de ahí a compararlo con las corrientes de aire; finalmente la nota termina con el diseño de una visionaria “maquina de volar”.
En sus notas se encuentran temas cuya diversidad es sorprendente: pintura, arquitectura, mecánica, anatomía, geofísica, botánica, hidrografía y aerodinámica. Entre 1490 y 1495 bosquejó tres tratados y un libro pero estos nunca pasaron de ser proyectos en su libro de notas.
Al morir en Francia en mayo de 1519 dejó como legado a la posteridad sesenta y siete obras de arte, de las cuales sólo dieciséis estaban concluidas. Aunque gracias a sus cuadernos de notas sabemos que era un genio descomunal y multifacético, de ser juzgado por las obras que concluyó sería sólo un excelente e inconstante pintor. Tuvo la ventaja de utilizar la “estrategia cognitiva” de anotar todo lo que se le ocurría.
Sin embargo su TDAH no le permitió abocarse a ningún estudio con toda la profundidad de la que era capaz. Aunque vemos claramente los lados fuertes del trastorno, el hecho de no contar con una buena “terapia” (hecho imposible en la época) le impidió evitar los “lados negativos”, por lo que nunca sabremos realmente hasta dónde hubiera podido llegar uno de los hombres más geniales de la historia.
-------------------------------------------- coaching para padres